martes, 1 de junio de 2010

Maria...

El día era propicio para María, a ella, le gustaba caminar en la soledad y la tranquilidad de la mañana. Cuando todos duermen, cuando el único sonido es la música del canto de los pajaros, felices de ser libres saboreando el placer de una visión que solo es posible cuando se tienen alas.

Sentada en un lugar lleno de árboles y llena de paz, María cerró los ojos. Por un momento se sintió pajarillo libre, y voló y voló... hasta aquéllos lugares que en su vida y guardados en su recuerdo, tuvieron importancia para ella.
Desde su visión privilegiada pudo ver a personas que en su día estuvieron en su vida, familiares, amigos... circunstancias...

Escogió una al azar, bajó el vuelo y se coló en aquélla habitación.., allí pudo ver una etapa de su vida en la que era una mujer feliz, tenía ilusiones.., pero ese día ocurrió algo para María que cambiaría su vida o por lo menos algo de ella.
Estaba arreglando una persiana y cuando fue a bajar de la escalera se cayó y el resultado fue un pie roto y un dolor que jamás había sentido. Dos niños pequeños se acercaron para ver que había sucedido a su mamá, la vieron retorcerse de dolor, miró a sus hijos y pensó que haberlos parido a ellos, fue un dulce en comparación al dolor que estaba sintiendo. El parto de sus dos hijos fue natural porque así lo deseo María en su día.

Se percató enseguida, en medio del dolor que el pie era el izquierdo, en ese momento sintió, intuyó que se rompía algo más. El hombre, aquel hombre que la había seducido, que le había hecho creer tantas veces las cosas que tenían pendientes para vivirlas juntos, que le había dicho tantas veces lo maravillosa que era.. la mujer de sus sueños y de su destino, la dejó sin decir adiós.., con dos muletas y un pie roto.

Como ya era una circunstancia del pasado, María desde su visión aérea pudo ver que aquélla circunstancia vivida la marcó bastante, desconfianza, volver a creer de nuevo... ya nada sería igual. Pero desde su visión aérea pudo ver cosas que en su día se le escaparon a su vista, desde luego se dio cuenta de la ceguera que la invadía, que solo había visto y oído palabras maravillosas que se llevó el viento. Se alegró María al mirar atrás y ver que ese hombre no valía la pena, pero le dio gracias por todo lo que aprendió junto a él..

María sigue conociendo a hombres así, pero todo es diferente, al valorarse ella misma más y mejor como mujer y persona, sabe y se siente digna de que es merecedora de un amor verdadero y de un hombre digno y amoroso que la ame por si misma, sin mirar tabú ni apariencias.

Hoy María a pesar de algunos fracasos, algunos de ellos pasaron sin pena ni gloria y con alguna lección bien aprendida...

María siguió en la tranqulidad de aquel lugar desde donde emprendió el vuelo, se recreó en las vistas privilegiadas, en las alturas, en el silencio, en la paz.. aterrizó de nuevo y sus ojos se abrieron a su realidad diaria.

Otro día, volaría de nuevo, otro día escogería otro lugar, otra historia o parte de ella.. de su pasado o de su pasado más cercano para poder ver desde arriba detalles que en su día no fue capaz de apreciar.

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